Los estilos de apego
- idoiapsicologia
- 10 jun 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 28 mar
El apego es la forma en la que nos hemos vinculado emocionalmente con nuestros progenitores o cuidadores en los primeros años de nuestra vida. Es un vínculo especial, singular y duradero, cuyo objetivo es recibir protección, consuelo y seguridad en esos momentos de aprendizaje y exploración del mundo.
El apego es una parte fundamental del desarrollo humano y deja huella en aspectos como la forma en que interactuamos con las/os demás, la regulación de nuestras emociones y cómo percibimos las relaciones personales y el mundo en general.

El impacto que tiene el apego en nosotras/os hace que desarrollemos lo que se ha denominado estilos de apego, es decir, la tendencia a vincularnos de una manera u otra según nuestra propia experiencia en la infancia. Actualmente se establece que hay cuatro estilos de apego:
Apego ansioso
Se caracteriza por una preocupación excesiva en las relaciones y una necesidad de cercanía emocional con las figuras de apego (como padres, madres o parejas). Se experimenta habitualmente inseguridad y dudas sobre el amor y el afecto que se recibe de las/os demás. Por ello, surgen actitudes o comportamientos encaminados a recibir seguridad y afecto, como la búsqueda constante de aprobación y atención, el miedo al rechazo y a la posibilidad de ser abandonada/o, y cierto grado de dependencia emocional.
Apego evitativo
En este caso, la cercanía emocional puede resultar abrumadora, lo que lleva a mantener cierta distancia tanto emocional como física. Esto implica dificultad para expresar lo que se siente o pedir apoyo cuando se necesita, viviendo desde una falsa autosuficiencia y con una marcada independencia de las/os demás. Las personas con apego evitativo suelen reprimir sus emociones y priorizar la autonomía por encima de las relaciones.
Apego desorganizado
Este estilo de apego se caracteriza por una combinación de conductas contradictorias o ambivalentes, ya que normalmente estas personas han crecido en entornos familiares desestructurados o traumáticos. Como resultado, tienen una gran dificultad para regularse emocionalmente, experimentan miedo, confusión y desconfianza en las relaciones, y alternan entre comportamientos de apego ansioso y evitativo.
Apego seguro
En este caso, las relaciones con las/os demás se viven con seguridad, confianza y afectividad. Esto no significa que no haya conflictos o dificultades para manejar ciertas situaciones, pero el tipo de relación que se crea permite una comunicación abierta y un contacto con el otro desde el cuidado y de forma saludable. Las personas con apego seguro tienen una buena capacidad para regular sus emociones, establecer límites y expresar sus necesidades.

La importancia del apego es inmensa, ya que influye directamente en las relaciones que mantenemos en el presente y en cómo nos sentimos. Además, cada estilo de apego nos lleva a actuar desde determinados patrones, en muchos casos automáticos debido a la falta de consciencia sobre nuestras emociones y necesidades en la relación con las/os demás.
Es fundamental entender que los estilos de apego no son algo estático. El trabajo terapéutico en este área nos permite revisar la forma en que nos vinculamos y construir relaciones más saludables y conscientes. A través de la terapia, podemos identificar los patrones heredados de nuestra infancia, trabajar en nuestras heridas emocionales y aprender nuevas maneras de relacionarnos que fomenten el bienestar y la autenticidad en nuestras conexiones con otras/os.
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